viernes, 6 de agosto de 2010

el bus de las 15 horas

Ya he aprendido que en Perú carretera no quiere decir asfalto ni quiere decir dos carriles, el trayecto de Ayacucho hasta Abancay es una pista pedregosa que circula rodeada de abismos y cruza débiles puentes de madera que nunca pensé que soportaran el peso de un autobús grande como en el que viajé. El paisaje es pura montaña seca con eucaliptos por aquí y por allá, pitas, acacias, vacas, ovejas y alguna llama, en esencia algo muy parecido a Almería pero desniveles descomunales, los puertos de montaña tienen alturas superiores a los 4000m. La música huayno de la radio del bus me acompaña las 15 horas de viaje vertiginoso, un viaje con sensaciones muy parecidas a las de montarse en una montaña rusa. Apenas paré en Andahuaylas a dormir para seguir, allí un agricultor quechua, Rafo Rojas, me enseño algunas palabras de esta lengua que en el campo es dominante, también me explico los tipos diferente de papas que tienen por aquí (en realidad cientos) la peruanita, el huairo, la putis... Dormir sale por 10 o 15 soles lo que equivale a 3-4 euros y comer un menú hasta arriba en un sitio local como el mercado es increíblemente barato unos 3 soles, es decir ni un euro. En Cachora me esperaban Jerom y Natalia con los que comenzaríamos la gran aventura a Choquequirao.

1 comentario:

  1. Lindo el blog, me gusta lo que cuentas.

    Qué emocionante es adentrarse en otra cultura, verdad. Demasiado inspirador, te permite ver el mundo con más perspectiva...y eso es tan bueno.

    Aquí la vista no me alcanza más allá de la tapa del portatil, pero este jueves son las Perseidas y algunos saldremos de este mar de asfalto y cemento para proyectar la mirada hacia el cielo.

    Qué continúe el buen viaje. Desde este lado del mundo, te deseo mucha suerte!!

    Yuls

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