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El camino a Choquequiria junto a nuestro arriero, en la foto de cabecera Jerom y Natalia en el mirador al cañon del Apurimac. Estas ruinas son algo alternativo a Machu Pichu, no tan grandiosas pero con una afluencia turística incomparablemente menor. Se necesitan dos días para llegar a ellas andado. El camino es duro pues es necesario bajar al fondo del cañon para después volverlo a subir... desniveles considerables pasando del calor extremo al frío de la noche, por suerte llevamos la mayoría del peso en el caballo de Arístides nuestro arriero. También nos ayuda la cena caliente que nos permite la cocina de gas y el chef Jerom. El cambio de ladera nos adentra en oscuros bosques de nubes donde se dice que es posible ver el oso de anteojos, al bajar al cañon encotramos un desierto de cactus alucinógenos y tragamos el polvo. Dormimos en la aldea de Santa Rosa plagada de murcielagos vampiro, por suerte no muerden a las personas pero si a nuestro pobre caballo que amanece con don marcas una cada lado del cuello. Seguimos sin dejarnos llevar por el miedo hacia las ruinas secretas de Choquequirao.
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