martes, 31 de agosto de 2010

El paso a Totora


Tras amanecer en Yanama comenzamos la subida del paso al valle de Totora que nos dará acceso al lugar de donde salen las marchas a Machupichu. La subida es ligera pero se va complicando a medida que nos aproximamos al paso que está a unos 4800m, la respiración se hace cada vez más dificil, nuestro caminar se ralentiza hasta ir al paso de un viejito para desesperación de nuestros guías que tenían la intención de llevarnos y volver en el mismo día. Nos tomamos nuestro tiempo, nuestra galletira, nuestro chocolate sublime y nuestra aguita y al final conseguimos llegar al alto... la bajada es pan comido y en unas horas estamos en Totora donde nos separamos de nuestros compis rumanos y de nuestra compañera limeña. Decidimos quedarnos a descansar y dormir en este agradable pueblo.

















Os dejo con la Familia Rodriguez y Mama Dina,

http://www.youtube.com/watch?v=hpN83DPEbSU&feature=related

martes, 17 de agosto de 2010

Cruzando la cordillera por el paso de Yanama a Totora





Tenemos la suerte de coincidir en llegar a Maizal en el cumpleaños de la hija de nuestro arriero, así que matan un pato para cenar. Tomamos papas, arroz, sopa de choclo y pato (el pato esta duro, duro) todo cocinado en su cocina de barro y leña mientras una docena de cuys corretean por el suelo de las casa que es una habitación simple de 15 metros cuadrados. Sigo sin comprender como hacen para no pisarlos (un cuy es parecido a un hamster y se comen los días especiales... a mi me da pena comerlo y no lo probé aún). Maizal es una aldea de menos de cinco familias en medio de la selva de nubes a una altura de casi 4000 metros, desde allí se controla todo el valle. La subida fue matadora a pesar de no llevar peso de mochila, más de mil metros del tirón... eso sí los niños de la familia nos sacaron unas dos horas de ventaja y eso que viven en Cusco. Decidimos pasar un día de descanso que fue un día de desayunar papa, comer papa y cenar moralla (que también es papa pero sometida a un proceso de congelación y desecación que es típico de los incas) para acabar un matecito de coca y un chocolate sublime que compramos. Al día siguiente atravesamos la jungla espectacular hasta llegar al paso de montaña donde queda monte pelado y pastan las vacas en la pampas, al otro lado se divisa el paso a Yanama. En la foto con mi compañero de sufrimiento Guido que sube en zapatillas de calle y con una lesión en la rodilla, todo loco argentino que viaja sin un sol. Yanama es una aldea ganadera perdida en la montaña bastante más grande que Maizal, allí coincidimos con otro cumpleaños y esta vez matan un cordero y nos invitan....vaya hospitalidad! además nos hacen probar el Tarwi una semilla milenaria inca en forma de puré amarillo buenísimo para variar con arroz y papa... Ese día dormimos en una casa donde guardan la papas, rodeados de montones de papas y no sabéis que? soñé con papas.

Por cierto mi ukelele causa sensación entre niños y mayores en los andes donde no han visto nunca uno. Esta última foto es saliendo del bosque de niebla cerca del paso de montaña.

Para escuchar ... como ya tengo un charango.. esto es un video de Ernesto Cavour, un virtuoso del charango que he tenido la suerte de ver en directo y de saludar

viernes, 13 de agosto de 2010

Los cinco valles de los Incas



Antes de llegar a la ciudad perdida pasamos por la acogedora aldea de Marampata, poblada de mulas de carga, chanchos y algunos niños coma la pequeña de la foto. Proseguimos hasta cambiar de vertiente y se nos ofrecen las terrazas de cultivo descubiertas y más arriba las ruinas. Desde Choquequirao se controlan cinco valles, justo situándose en el extremo de la casa de los antiguos sacerdotes se contemplan los tres a la vez. Acampamos en pleno bosque de nubes a unos 3700m de altitud. Me entero que puedo conseguir llegar a Machupichu directamente desde Choquequirao empleando cinco días más de caminata, así que recluto el equipo, Guido un rastas porteño se suma a la aventura, el me permitirá dormir en su carpa ya que yo no tengo y compartiremos mula de carga. Una pareja de rumanos también seguirán el mismo camino, ellos viven viajando hasta que se les acaba el dinero, entonces se detienen en una ciudad con conexión a internet para buscar trabajo, en dos meses han diseñado unas páginas web y ya pueden continuar... increible organización. También nos siguen una paraje de gringos, el es biólogo y sube fascinado intentando identificar alguna especie de ave. Vemos águilas negras y blancas con algún rojo y de lejos un Condor... pero demasiado lejos para apreciar su tamaño. Nuestro arriero es natural de Maizal el próximo lugar donde podremos descansar tras un día de dura caminata. La foto muestra la plaza central de Choque y el valle que domina visto desde el alto de los rituales.

domingo, 8 de agosto de 2010

Camino Choquequirao

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El camino a Choquequiria junto a nuestro arriero, en la foto de cabecera Jerom y Natalia en el mirador al cañon del Apurimac. Estas ruinas son algo alternativo a Machu Pichu, no tan grandiosas pero con una afluencia turística incomparablemente menor. Se necesitan dos días para llegar a ellas andado. El camino es duro pues es necesario bajar al fondo del cañon para después volverlo a subir... desniveles considerables pasando del calor extremo al frío de la noche, por suerte llevamos la mayoría del peso en el caballo de Arístides nuestro arriero. También nos ayuda la cena caliente que nos permite la cocina de gas y el chef Jerom. El cambio de ladera nos adentra en oscuros bosques de nubes donde se dice que es posible ver el oso de anteojos, al bajar al cañon encotramos un desierto de cactus alucinógenos y tragamos el polvo. Dormimos en la aldea de Santa Rosa plagada de murcielagos vampiro, por suerte no muerden a las personas pero si a nuestro pobre caballo que amanece con don marcas una cada lado del cuello. Seguimos sin dejarnos llevar por el miedo hacia las ruinas secretas de Choquequirao.

viernes, 6 de agosto de 2010

el bus de las 15 horas

Ya he aprendido que en Perú carretera no quiere decir asfalto ni quiere decir dos carriles, el trayecto de Ayacucho hasta Abancay es una pista pedregosa que circula rodeada de abismos y cruza débiles puentes de madera que nunca pensé que soportaran el peso de un autobús grande como en el que viajé. El paisaje es pura montaña seca con eucaliptos por aquí y por allá, pitas, acacias, vacas, ovejas y alguna llama, en esencia algo muy parecido a Almería pero desniveles descomunales, los puertos de montaña tienen alturas superiores a los 4000m. La música huayno de la radio del bus me acompaña las 15 horas de viaje vertiginoso, un viaje con sensaciones muy parecidas a las de montarse en una montaña rusa. Apenas paré en Andahuaylas a dormir para seguir, allí un agricultor quechua, Rafo Rojas, me enseño algunas palabras de esta lengua que en el campo es dominante, también me explico los tipos diferente de papas que tienen por aquí (en realidad cientos) la peruanita, el huairo, la putis... Dormir sale por 10 o 15 soles lo que equivale a 3-4 euros y comer un menú hasta arriba en un sitio local como el mercado es increíblemente barato unos 3 soles, es decir ni un euro. En Cachora me esperaban Jerom y Natalia con los que comenzaríamos la gran aventura a Choquequirao.